La ciudadanía tambeña elige a Willian Ernesto Dorado como Alcalde y con esta elección le apuesta a una nueva generación para dirigir los destinos del municipio, a la vez que rompe con el tradicionalismo político.
En Willian está puesta la confianza de un nuevo amanecer para El Tambo que necesitará de mucha gestión para levantar el campo, la urbanidad, la cultura, el deporte, la iniciativa empresiarial, el turismo, las comunicaciones de una comunidad que necesita y espera un cambio en la administración pública, haciendo realidad su frase de campaña: "Unidos por el cambio"
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LA RESTRICCIÓN DE LA OPINIÓN ES ANTIDEMOCRÁTICA, PERO, ANTE TODO, MATA MI ALEGRÍA DE TAMBEÑO.
LO ÚNICO QUE TENGO ES EL ORGULLO DE COMPARTIR MI GENTILICIO CONTIGO.
Y, OBVIO, LA MISMA ALEGRÍA QUE TIENES TÚ POR EL TRIUNFO DEL AMIGO WILLIAM.
Familias como la de don Eduardo Dorado afortunadamente hay muchas en El Tambo. Gente horada y trabajadora.
A William hay que respetarlo y colaborarle para que haga lo que El Tambo necesita: Crear fuentes de trabajo y progresar con dignidad hacia una cultura superior.
Para fomentar el trabajo e impulsar el desarrollo le sugiero comprometerse con las obras públicas, pero, eso sí, con mano de obra y talento Tambeño.
No baya a gastar la platica del municipio, incluída la de las regalías, en jolgorios, borracheras y músicos de despecho, como han hecho algunos de sus antecesores bajo la promoción del cura parroco.
Exija que el cura, las monjas, los motoristas, los ganaderos, los miembros de las colonias y todo aquel que quiera celebrar berbenas y fiestas pongan su propia plata.
Los recursos del municipio son para favorecer a los pobres. Crée fuentes de trabajo, dé oportunidad a los Tambeños. Artistas, artesanos, campesinos, niños, mujeres y en genertal el pueblo trabajador necesita oportunidades. Dar trabajo y oportunidades a los necesitados no es difícil si se actúa con voluntad y se gobierna con respeto y autoridad, imponiendose ante los manipuladores.
De manera cariñosa y muy respetuosa le advierto, eso sí, que los gastos en músicos de despecho son los más detestables que puede hacer un alcalde. "Es pagar para envilecer al pueblo", no lo haga; más vale que lo critiquen por defender lo que es de todos, que recibir elogios de los borrachitos de siempre.
SUERTE Y QUE DIOS LO BENDIGA.
VIVA EL TAMBO PINTADO, ¡CARAJO¡